Otro aspecto del militarismo es el ascenso de un pequeño grupo de oficiales militares a un poder imbatible, como sucedió en Irak, en la Alemania Nazi y en la mayoría de los países latinoamericanos hasta la década de 1980. Sin embargo, aunque muchos estados militaristas son dictaduras militares, el militarismo no es sinónimo de régimen dictatorial o autoritarismo. La democracia liberal y el militarismo no son términos mutuamente excluyentes.
Generales prusianos en Sadowa (1866): Bismark, general Vogel von Falkenstein, general von Steinmetz, von Roon, general von Fliess y general Herwarth von Bittenfeld.
En el Reino Unido, y en los Estados Unidos, desde fines del siglo XVIII d. C. hasta hoy, casi siempre fue un civil el secretario de Guerra y el primer lord del Almirantazgo, o secretario de Marina (en Estados Unidos). Durante las guerras contra Francia, desde la Revolución francesa hasta la caída de Napoleón, sólo hubo un primer lord del Almirantazgo no civil (el almirante Lord St Vincent) y sólo por tres años. Siempre, en esa época y hasta el fin de la Guerra Fría, los secretarios de Guerra (luego de Defensa) fueron civiles.1 En cambio, en Argentina, desde la Independencia, los ministros de Guerra y Marina (hasta 1898), y luego los ministros de Guerra y los ministros de Marina (hasta mediados de la década de 1940), después los ministros de Ejército, de Marina, de Aeronáutica, y de Defensa fueron casi siempre militares. Se consideraba natural.2