El Racionalismo
Definición
El Racionalismo
Etimología de la palabra: Racionalismo viene de la palabra latina “ratio” = razón. En general, es la concepción que ve en el espíritu, la mente y el entendimiento, el fundamento de toda relación del hombre con el mundo considerada esta relación como forma superior del pensar humano. El racionalismo entonces, es la absolutización de la razón, y se da con mucha fuerza en la época moderna, aunque no surgió en este período, porque desde mucho antes, se habían dado intentos en torno a la razón frente a los hechos de la experiencia. Esta corriente se caracteriza por lo real, por los conceptos o sistemas mentales y a la explicación de la ciencia en términos lógicos.
Al hombre se le presenta como animal pensante, con dignidad y atributos de persona. El racionalismo no es entonces una manera aislada de concebir la realidad, sino que es ante todo la suma de lo sensible con los conceptos, o mejor, a un concepto equivale una realidad. El hombre es presentado como animal dotado de logos, razón; un animal capacitado para conocer.
CONTEXTO HISTÓRICO
La forma más antigua del racionalismo se encuentra en Platón. Este se halla convencido de que todo verdadero saber se distingue por las notas de la necesidad lógica y la validez universal.
Platón junto con los eleáticos está penetrado de la idea de que los sentidos no pueden conducirnos nunca a un verdadero saber, lo único que le debemos a ellos es la “doxa” (opinión). Por ende, tiene que haber un mundo suprasensible, o mundo de las ideas. Este mundo no es meramente un orden lógico sino a la vez un orden metafísico, un reino de esencias ideales, metafísicas. Este reino se halla, en relación con la realidad empírica y las ideas son los modelos de las cosas empíricas, las cuales deben su manera de ser, su peculiar esencia, a su participación en las ideas. El centro de este racionalismo es la teoría de la contemplación de las ideas, podemos llamar a esta forma de racionalismo: racionalismo trascendente. Más tarde llegan Plotino y posteriormente San Agustín, quienes tienen una froma más distinta de racionalismo.
El primero coloca el mundo de las ideas en el Nus cósmico, o sea Espíritu del Universo. Las ideas ya no son un reino de esencias existentes por sí, sino un autodespliegue del Nus, y nuestro espíritu es una emanación de este Espíritu Cósmico: “La parte racional de nuestra alma es alimentada e iluminada continuamente desde arriba.” En la Edad Media, es San Agustín quien recoge esta idea y la modifica en sentido cristiano, donde el Dios cristiano ocupa el lugar del Nus. Las ideas se convierten en las ideas creatrices de Dios: el conocimiento tiene lugar siendo el espíritu humano iluminado por Dios.
En la Edad Moderna se intensifica el racionalismo verificándose que para Malebranche las ideas son representaciones claras y distintas, eternas e inmutables. Malebranche concibe que las ideas no proceden de los objetos ni son producidas por éstos, ya que siendo universales y necesarias, el alma, espíritu cognoscente, no puede ser su causa eficiente, productora. En la Edad Moderna, alcanzó más importancia Descartes y luego Leibniz considerando que las ideas innatas se dan en cuanto es innata a nuestro espíritu la capacidad de formar conceptos independientemente de la experiencia, pues el origen de estos principios proceden de la razón. El principal mérito del racionalismo fue el haber subrayado la importancia de la razón en el conocimiento humano.
ARGUMENTOS DEL RACIONALISMO
El racionalismo entiende la vuelta al sujeto como una vuelta a la razón, al tiempo que como una desvirtuación de la sensibilidad. Conocemos ya la duda sistemática de Descartes, que a través de una crítica radical a la experiencia sensible, conduce a las últimas condiciones indudables de todo conocimiento en el sujeto. Esas condiciones de las que depende todo conocimiento, son las ideas o principios de la razón. Existe en el sujeto una percepción clara y distinta de los primeros principios del conocimiento que no tiene nada que ver con la sensibilidad, sino que se realiza de un modo puramente racional. Así como los principios de las matemáticas se derivan lógicamente de unos axiomas o principios primeros, así también la filosofía tiene que partir de las primeras ideas y principios, y desarrollarlo todo en forma lógico-racional. Para el racionalismo está claro que la razón ha recibido de Dios sus ideas y verdades innatas.
REPRESENTANTES
1. Renato Descartes
a. Vida.Nació en la Haye en 1596, oriundo e una familia noble. Estudió en el colegio de los jesuitas de la Flêche; allí cursó la filosofía escolástica, las matemáticas, las lenguas y literatura clásicas, adquiriendo un saber enciclopédico. Mas tarde viaja a París y en medio de la vida de placer, se siente escéptico para toda ciencia que no sea la matemática, la cual, aunque posee evidencia no reporta ningún conocimiento de lo real. En 1629 se trasladó a Holanda, en donde su pensar fue muy fecundo. En 1649 fue invitado por la reina Cristina de Suecia; murió allí el 11 de febrero de 1650. b. Obras.
El discurso del método, Meditaciones acerca de la filosofía primera, Los principios de la filosofía, Reglas para la dirección del Espíritu. c. Pensamiento.
1) El problema cartesiano.
Descartes se encuentra en una profunda inseguridad, para él nada le parece merecer confianza, nace así un “escepticismo” puesto que los sentidos nos engañan, el pensamiento no merece confianza, se cae con frecuencia en el error. Las únicas ciencias que parecen seguras, la matemática y la lógica. Quiere empezar una filosofía totalmente cierta, de la que no se pueda dudar, y por ello se sumerge en la duda: “Hay que poner en duda todas las cosas, si quiera una vez en la vida. No ha de admitir ni una sola verdad de la que pueda dudar. No basta con que él dude realmente de ella; es menester que la duda no quepa ni aún como posibilidad.” Así pues, Descartes adoptó el método de la duda en su pensamiento para sí construir la certeza ante la duda. Así surgen tres cuestiones de la filosofía: el mundo, el hombre y Dios. “Descartes no quiere enseñar, sino descubrirse a sí mismo. Su problema surge de la necesidad de orientación que siente cuando se da cuenta de que no posee ningún criterio seguro para distinguir lo falso de lo verdadero. Si ha buscado sólo resolver el problema propio, está cierto de que la solución que ha encontrado, no solamente sirve para él, sino que vale para todos los hombres que poseemos razón.”
a) La duda. El punto de partida de Descartes es la duda absoluta que exige suspender el asentimiento a cualquier conocimiento aceptado comúnmente. “Dudar de todo y considerar provisionalmente como falso, todo aquello sobre lo cual es posible la duda. Si, persistiendo en esta postura de crítica radical, se alcanza un principio sobre el cual la duda no es posible.” En Descartes, no es posible el Conocimiento sólo por los sentidos, pues ellos nos engañan. El ejercicio de la duda se extiende a todo enunciado teórico.
b) El método cartesiano. Descartes se propone, a partir de su duda, encontrar una verdad segura y descubrir un nuevo método racional en el que no se diese nada por supuesto sino que fuera evidente por sí mismo. Intenta proponer una ciencia que sea de más fácil comprensión a la mente sin llegar a imponerlo.
El método propuesto por Descartes para acceder al Conocimiento está baso en cuatro reglas:
(1) Evidencia. Trata de no aceptar por verdadero nada que no se conozca clara y distintamente como tal, evitando cuidadosamente la precipitación y los prejuicios, por tanto, es necesario por el momento, de suspender el juicio.
(2) Análisis. Consiste en dividir cada una de las dificultades en el mayor número de partes posibles y necesarias para resolverlas mejor, ya que una dificultad es un complejo en que están mezclados lo verdadero con lo falso.
(3) Síntesis. O sea, comenzar con lo más fácil y simple para salir gradualmente hacia lo más complejo. Es la unificación de las partes integrantes de un todo o del problema que se está considerando, partiendo de lo más fácil a lo complejo.
(4) Enumeración. O sea, hacer un recuento integral y una revisión tan general que no pueda estar seguro de haber omitido nada.
2) El hombre.
Para Descartes, podemos dudar de todo, menos de nuestra existencia “pienso, luego éxito”. Le interesa además del ser ( sum ) el pensar (cogito) ya que éste evidencia al ser. “La esencia del alma es el pensamiento. La prueba es la siguiente: todo cuanto puede sustraerse a la idea de una cosa, permaneciendo intacta su esencia, no pertenece a la esencia de la cosa. Puedo concebir la esencia de mi alma prescindiendo de mi cuerpo. Pero no puedo concebirla si prescindo de mi facultad de pensar. Por lo tanto el pensamiento es la esencia de mi alma.” Criterio de verdad.
A Descartes le interesa el mundo; le interesan las cosas, pero se encuentra con el subjetivismo y a partir de ello, encuentra que la verdad del cogito consiste en que no puede dudar de él. Por que ve que tiene que ser así, porque es evidente; y esta evidencia en la claridad y distinción que tiene esta idea. Ese es el criterio de verdad: la evidencia. “Descartes, a pesar de su duda inicial, no sólo está convencido de la realidad del mundo externo, sino que se sitúa plenamente dentro de la presuposición parmenidiana de que el pensar y el ser se corresponden.” Si el cogito se me impone como una certeza indudable, es porque es evidente, o mejor, es la evidencia misma la transparencia absoluta de su existencia. En este criterio se da prioridad al pensamiento, pues se estatuye como regla, que es verdadero todo aquello que yo percibo de modo claro y distinto. La verdad es asunto de la mente, lo que se piensa clara y distintamente tiene que existir en la realidad. Las propiedades de esta idea clara son las siguientes: · Intuición: Acto en que lamente se hace transparente a sí misma. Indubitabilidad: Pues esa evidencia se impone a la mente, lo cual se halla de modo pasivo. Infalibilidad: El error consiste en mezclar en el juicio cosas subjetivas, en lo cual interviene la voluntad, el cambio, la intuición es el acto exclusivo del entendimiento. Innatismo: O sea, que esas ideas nacen con nosotros, Dios las imprime en el alma al crearlas.
3) Dios.
“Bajo el nombre de Dios entiendo – dice Descartes – una sustancia infinita, eterna, inmutable, independiente, omnisciente y omnipotente.” Dios es una cosa que piensa y que tiene en sí la idea de todas las perfecciones. Es la primera idea que no es causada por nadie ni necesita de otra idea para ser explicada. Descartes sabe que existe, y lo sabe, porque penetra, de un modo claro y distinto, su verdad. Es una verdad que se justifica a sí misma. Para estar seguros de la evidencia, para podernos fiar de la verdad que se muestra como tal con sus pruebas claras y distintas en la mano, tendríamos que demostrar que hay Dios. a) La demostración de Dios. Descartes prueba la existencia de Dios y la demuestra con argumentos de muy distinto alcance. Dice: “Yo encuentro en mi mente la idea de Dios, es decir, de un ente infinito, perfectísimo, omnipotente, que lo sabe todo, etc. Ahora bien, esta idea no puede proceder de la nada, ni tampoco de mí mismo, que soy infinito, imperfecto, débil, lleno de duda e ignorancia.” Descartes propone tres argumentos de la existencia de Dios que componen un punto de partida subjetivo:
Primera prueba: El “cogito” no encierra al hombre en su yo, sino que lo hace salir a una realidad que está más allá. Es la demostración por casualidad, pero que parte, no de cosas sensibles, sino de la idea de Dios, para pasar, de su contenido representativo a su causa.
Segunda prueba (Por mi finitud): Cuando se duda, se es finito; pero no sería posible que mi naturaleza fuese tal cual es, finita y dotada de la idea de lo infinito, si el ser infinito no existiera la idea de Dios es expresión y relación inmediata.
Tercera prueba: ( Argumentación ontológica) No podemos concebir la idea o la naturaleza de la cosa, sin concebir al mismo tiempo sus propiedades esenciales.
a) Cuando se intuye la idea de Dios en la idea de un ser soberanamente perfecto e infinito, en esa idea se intuye necesariamente la existencia, se intuye necesariamente que el existir pertenece a la naturaleza verdadera e inmutable de un ser semejante. Por lo tanto, Dios existe.
b) La comunicación de las sustancias. A causa de que estamos engañados, y que nuestra mayor evidencia es sólo error, quiere decir que las ideas no tienen verdad, son sólo “ideas”. “Conocí de ahí que yo era una sustancia cuya esencia o naturaleza toda no es sino pensar, y que, para ser, no tiene necesidad de ningún lugar, ni depende de ninguna cosa material; de suerte que este yo, es decir, el alma por la cual soy lo que soy, es enteramente distinta del cuerpo.” Descartes además define a Dios como la única sustancia, pues es la única no creada, y todo lo demás ha necesitado de ella para existir. La sustancia sería entonces algo que se encuentra en mi, sustancia pensante que no podría alcanzar las otras cosas, concretamente, la sustancia extensa que es el mundo. Este problema de la verdad y del conocimiento, lo que llama Descartes “comunicación de las sustancias”, que resulta dificultosa partiendo del yo.
c) Res cogitans ( Existencia del alma ). En el orden del ser finito, lo primero dado a nuestro conocimiento es la sustancia del alma. “Sólo pueden dudar de la existencia del alma aquéllos que no levantan su mente de las cosas sensibles y están acostumbrados a no considerar en absoluto nada que no puedan someter a la imaginación.” Cuando el cogito se nos da inmediatamente, la existencia de lo inmaterial, puede ya por esto mismo asentarse la existencia del alma.
4) El mundo.
1.La res extensa. El mundo físico está determinado en Descartes por la extensión. El hecho de la existencia del hombre, plantea la pregunta por el mundo, por conocerlo. El mundo es simple extensión; la física cartesiana es geometría, se limita a la realidad física misma, materia y espacio es uno lo mismo, la espacialidad sería una cualidad de la materia. El mundo se podría explicar por una serie de movimientos de torbellino, y se desarrollará después de la creación de un mundo puramente mecánico, así, el mundo una vez creado, se basta a sí mismo.
2. Blas Pascal.
a. Vida. Nació en Clermont en 1623 y murió en 1662. Mostró gran interés por las matemáticas. A los 16 años hizo un ensayo sobre las secciones cónicas; a los 19 bosquejó una “máquina aritmética”. Practicó a los 23 años el Jansenismo y posteriormente efectuó una serie de trabajos científicos, especialmente de física.
b. Obras. Sus principales son: Ensayo sobre las secciones cónicas, Pascal o el drama de la conciencia cristiana, La teoría del conocimiento en Pascal, entre otras. c. Pensamiento. En sus pensamientos aparecen los elementos para una crítica del conocimiento y que se pueden agrupar alrededor de dos nociones opuestas: El dogmatismo y el escepticismo, el corazón y la razón. “Nuestras facultades, debido a sus errores, favorecen el escepticismo y muestran la insuficiencia de la razón para solucionar satisfactoriamente el problema del conocimiento. El corazón tiene sus razones que la razón no conoce.”
2) Metafísica del hombre. En su teoría sobre el hombre, Pascal se anticipa al existencialismo.
El hombre es una realidad finita, perdida en el universo y suspendido entre dos infinitos (lo infinitamente grande y lo infinitamente pequeño), entre el todo y la nada. Su ser es incomprensible por estar compuesto de dos naturalezas opuestas. “Está encarnado y embarcado en el mundo sin haberlo querido o buscado; es un devenir, un presente insaciable porque vive en el pasado mediante sus recuerdos y en el futuro mediante sus proyectos, hasta que su muerte acabe con su vida que es comedia.”
3) Metafísica del ser. En el plano del ser nos encontramos con tres órdenes: el material, el espiritual y el sobrenatural. · Material: no se demuestra racionalmente, basta con notar las relaciones que los cuerpos guardan entre sí y sobre todo con el hombre. Espiritual: Se demuestra probando que el hombre posee facultades espirituales diversas a las materiales. Sobrenatural: Es atestiguado por la fe como el motivo más poderoso. “Entre cada orden media una distancia llamada “trascendencia”. Esta distancia entre lo material y lo espiritual es infinita.”
3. Nicolás Malebranche
a. Vida. Nació en París en 1638 y muere en 1715. Estudió teología, recibió órdenes sagradas y entró en el oratorio del Cardenal Barulle. Luego se dedicó a la filosofía.
b. Obras. El tratado de la naturaleza y de la gracia y La investigación de la verdad. c. Pensamiento. El Ocasionalismo. Dios, cuya existencia se prueba con sólo pensar en El, es la única causa eficiente, ya que producir es crear, y el crear es exclusivo de la divinidad. Además, los cuerpos son sujetos pasivos y no causas del movimiento, según la mecánica cartesiana. La acción aparente de unas criaturas en otras es sólo una ocasión para que Dios obre en ellas las cantidades y múltiples ideas y efectos.
4. Baruc Spinoza
a. Vida. Nación en Amsterdam en 1632 y muere en 1677. Procedía de una familia judía española. Sus opiniones religiosas hicieron que fuese expulsado de la sinagoga, y desde entonces, tuvo más relación con medios cristianos. Vivió en Holanda dedicado a pulimentar cristales ópticos. b. Obras. Tratado de la reforma del entendimiento, El breve tratado de Dios, El hombre y su felicidad, La ética. c. Pensamiento.
1) Metafísica. Spinoza cree encontrar la justificación de la metafísica en la idea clara de las nociones que expresan adecuadamente las naturalezas simples como causa, sustancia, atributo, Dios. Para conseguir la reforma del entendimiento, se ha de desarrollar metódicamente una teoría del primer principio, Dios, de donde todo depende. Una de las principales propiedades del entendimiento es que forma las ideas positivas antes de las negativas, así la idea de infinito es una idea negativa, pues implica el poder ser terminada por otra. Gracias a Spinoza, la razón adquiere un predominio absoluto, dice que todas las cosas dependen de lo Divino; quiere llegar a la verdad a través de conocimientos racionales. La creación es una modalidad divina y no una manifestación libre de ella misma, es decir, de la substancia absoluta.
2) Etica. En el determinismo universal no existe ni bien, ni mal, porque en las razones necesarias no tiene cabida la bondad ni la malicia, como tampoco la libertad humana. “No tendemos a las cosas – dice Spinoza -, no queremos o apetecemos algo porque juzgamos que sea bueno, sino al revés: creemos que algo es bueno porque tendemos a ello, lo queremos, apetecemos o deseamos.” Así, la esencia del hombre es deseo, en esta forma, se enlazan el problema del ser y el problema de la inmortalidad en Spinoza.
5. Godofredo Guillermo Leibniz
a. Vida. Nació en Leipzig en 1646. Desde su más temprana edad empezó a saciar su deseo de saber, puesto que su padre era profesor de moral. Su formación fue autodidáctica; inventó el cálculo infinitesimal, fue diplomático y fundó en Berlín la Academia de las Ciencias, luchó por la unidad de las iglesias cristianas.
b. Obras. Monadología, Discurso de metafísica, Nuevo sistema de la naturaleza. c. Pensamiento. 1) Metafísica. Para Leibniz las substancias infinitas que forman la estructura metafísica de los seres, las llama “Mónadas”, que hacen referencia a la unidad, lo cual nos lleva a representarla como elemento último e indivisible. “La mónada no tiene partes, no posee extensión, figura ni divisibilidad. Una cosa no posee figura o forma a menos que sea extensa; ni puede ser divisible a menos que posea extensión. Pero una cosa simple no puede ser extensa, puesto que simplicidad y extensión son incompatibles.” La esencia de la Mónada es ser fuerza, la Mónada absoluta es Dios, fuente y razón de todo el orden establecido en el universo. Las mónadas tienen las siguiente jerarquía: Mónada Divina. Mónada de los espíritus puros. Mónada humana. Mónada animal. Mónada vegetal. Mónada orgánica.
2) El conocimiento. Las verdades no pueden derivarse de la experiencia y aparecen así innatas, por eso, según Leibniz tienen carácter absoluto. Las verdades de hecho se fundan en el rigor del principio de la razón suficiente, el cual garantiza que la posibilidad de la libertad o de la elección libre se puede verificar. 3) Teodicea. Leibniz fue el primero en llamar el tratado racional de Dios, Teodicea, es decir, justificación de Dios. Además de aceptar los argumentos tradicionales de la existencia de Dios, utiliza su propio argumento, como es el a priori, que se basa en verdades eternas y necesarias. “Esa verdades eternas, dice Leibniz, no son ficciones. Requieren, pues, un fundamento metafísico, y nos vemos obligados a decir que han de tener su existencia en un cierto sujeto absoluto y metafísicamente necesario, éste es, Dios. Así pues, Dios existe.” También se basa en el principio de razón suficiente y dice que nada sucede sin que sea posible. Nada ocurre sin que haya una causa o razón determinada.
ACTUALIDAD DEL PENSAMIENTO
La corriente racionalista ha sabido sumergirse en cada una de las circunstancias actuales, puesto que es la razón la parte esencial del hombre que lo constituye como tal. Recordemos que para definir la palabra hombre, decimos que es “un animal racional”, esto es, no un añadido sino su especificidad. La influencia de la razón, toca todos los ámbitos de la sociedad; a nivel político, económico, educativo y religioso, es el intento del hombre por querer conocer el mundo y así mismo conocerse sabiendo razonar correctamente estos aspectos que marcan la vida de un país. El hombre hoy no se conforma con recibir del medio o de algunas fuentes, un conocimiento dogmático, donde se queden estancadas sus potencialidades, sino que día a día es ayudado por la razón a buscar la verdad, a discurrir el velo que opaca o impide, en cierta medida, el conocimiento. La razón por sí sola, no puede establecer un criterio absoluto, pero sí posibilita hasta un límite determinado el conocimiento, por ello fe y razón deben ir como dos hermanas al encuentro del conocimiento. “La fe agudiza la mirada interior abriendo la mente para que descubra, en el sucederse de los acontecimientos, la presencia operante de la Providencia […] El hombre con la luz de la razón sabe conocer su camino, pero lo puede recorrer de forma libre, sin obstáculos y hasta el final, si con ánimo sincero fija su búsqueda en el horizonte de la fe.”, lo dice el Papa Juan Pablo II en la “Fides et Ratio”, numeral 16, exhortando al hombre actual a reconocer la razón como una firme herramienta que ayudada por la fe puede alcanzar el más amplio horizonte del conocimiento.
La opción de cambio depende de nosotros mismos
Esta es una invitación formal para que todas las personas que quieran hacer algo real con el fin de cambiar la situación, se integre a esta iniciativa que es para el beneficio de todos todos
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